Lo estaba esperando. Vengo contando los días que faltan para terminar este año.
Este año que ha sido denso, intenso.
Instenso en muchos sentidos. Empezando por el nacimiento de mi segundo hijo, la hermosa Sofía, en el mes de abril, el año me tenía reservado una enorme cantidad de responsabilidades.
A la ya incorporada <strong>»maternidad24horas» </strong>se sumaron muchas responsabilidades laborales que modificaron, y mucho, la rutina que intento llevar con los chicos.
Durante semanas salí de casa con los chicos mañanas y tardes. Desparramé al mayor por cuanto tío/tía tuve a mi alcance y volví arrastrando los pies por la noche, agotada.
Aunque creí que el año no terminaría nunca, que sería un eterna repetición de caos y desorden, finalmente lo estoy termiando rodeada de amigas y descansando, algo que necesito intensamente.
Ha sido un año cargado, en todos sentidos.
Tuve casi en partes iguales sonrisas y lágrimas. Aunque me imaginé que tener dos niños chiquitos en casa sería difícil, más de una vez la realidad me golpeó en la cara y me tiró al piso. Me puso a prueba y más de una vez salí perdiendo. Estoy convencida que es parte del proceso, que la maternidad tiene estas cosas, pero no puedo no sentirme triste cada vez que recuerdo las veces que grité sin razón, que reté por algo insignificante, o que perdí la paciencia, descontrolada.
Afortunadamente recibí sonrisas para curar el alma. De esas radiantes, las sin dientes de la enana, las carcajadas de las cosquillas del mayor. Di y recibí besos y abrazos que me hacen sentir la mejor mamá del mundo, que me impulsan a seguir adelante, a superar todos los días malos por venir…
El próximo año traerá muchas cosas nuevas. Muchos cambios, muchos avances. Será el tiempo de reacomodarnos, de modificar rutinas y horarios, de adaptarse. Será el tiempo de ver crecer a los niños, de levantarse cada día intentando ser mejor madre, mejor esposa, mejor persona.
Me propuse firmemente abrir la mente. Ser más positiva, permitirme correrme de la rutina y las estructuras. Permitirme experimentar cosas nuevas sin preconceptos.
Me esperan nuevos desafíos. Pero sé que seré capaz de afrontarlos y que, afortunadamente, no estoy sola…
FELIZ AÑO NUEVO PARA MÍ!
FELIZ AÑO NUEVO PARA USTEDES!!